domingo, 25 de noviembre de 2012

DIA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACION DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER



En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La violencia contra las mujeres y niñas constituye un problema de proporciones pandémicas. Al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido maltrato, ha sido forzada a mantener relaciones sexuales o ha padecido algún tipo de abuso a lo largo de su vida, generalmente por parte de alguien conocido.

Los defensores de los derechos de las mujeres establecieron a partir de 1981 el 25 de noviembre como día contra la violencia. La fecha conmemora el brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del dictador dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).

Se invita a los gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a que este día organicen actividades con el fin de promover la conciencia colectiva del problema. El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer también constituye el punto de partida de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, que se prolongan hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.


http://www.un.org/es/events/endviolenceday/

martes, 20 de noviembre de 2012

Conflicto Israel/Gaza: Amnistía Internacional pide embargo internacional de armas y envío inmediato de observadores

Ante la escalada del conflicto entre Israel y los grupos armados palestinos en Gaza, Amnistía Internacional ha pedido que se imponga un embargo internacional de armas y el envío inmediato de observadores internacionales.

Desde el 14 de noviembre han perdido la vida decenas de civiles en Gaza y tres civiles israelíes. Según la información recopilada por la ONU, las organizaciones locales de derechos humanos y Amnistía Internacional, ambas partes están cometiendo violaciones del derecho internacional humanitario.

“Debe haber cuanto antes observadores internacionales sobre el terreno con capacidad para investigar las violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas tanto en Gaza como en Israel, para que evalúen con independencia e imparcialidad los abusos cometidos por ambas partes”, ha afirmado Ann Harrison, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África. “El Consejo de Seguridad de la ONU debe reunirse con carácter urgente para imponer un embargo internacional de armas sobre Israel, Hamás y los grupos armados palestinos en Gaza.”

En tanto se impone el embargo, todos los Estados deben suspender de inmediato las transferencias de armas, municiones y material conexo a Israel, el gobierno de facto de Hamás y los grupos armados palestinos en Gaza.

Las fuerzas armadas israelíes informan de que han atacado más de 1.350 objetivos en la Franja de Gaza desde el 14 de noviembre. Las fuerzas armadas israelíes han disparado proyectiles de artillería contra zonas residenciales densamente pobladas, han atacado edificios gubernamentales y de medios de comunicación y han bombardeado las viviendas familiares de miembros de grupos armados palestinos, causando muertos y heridos entre la población civil palestina.

La tarde del lunes, Amnistía Internacional había recopilado los nombres de 66 civiles muertos en Gaza, entre ellos 9 mujeres y 17 menores de edad. El Centro Palestino de Derechos Humanos informó a mediodía del lunes de que 622 civiles en Gaza habían resultado heridos, muchos con carácter grave, incluidos 175 niños y 107 mujeres.

“El número de civiles muertos en Gaza suscita graves dudas en cuanto a la medida en que las fuerzas israelíes están cumpliendo con su obligación de proteger la vida de los civiles”, ha afirmado Ann Harrison. “Nos preocupa profundamente que algunos civiles hayan resultado muertos o heridos en Gaza como consecuencia de ataques indiscriminados o desproporcionados por parte de las fuerzas israelíes.”

Los grupos armados palestinos han disparado más de 1.100 cohetes sobre Israel desde el 14 de noviembre. La mayoría de esos cohetes no son dirigibles, y algunos se han disparado desde zonas civiles.

Según Magen David Adom, la sección israelí del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, estos ataques ilegítimos han causado la muerte a tres civiles israelíes y lesiones al menos a 51, graves en dos de los casos.

Algunos de los cohetes han caído en la propia Franja de Gaza, causando víctimas civiles.

“Los grupos armados palestinos están disparando cohetes que no se pueden dirigir contra objetivos militares. Su mismo uso pone en peligro la vida de civiles y vulnera el derecho internacional humanitario”, ha manifestado Ann Harrison. “Todos los miembros de la comunidad internacional deben pedir a ambas partes que consideren prioritaria la protección de la población civil y cumplan estrictamente el derecho internacional humanitario. El silencio de algunos Estados muy influyentes resulta ensordecedor.”

Amnistía Internacional ve asimismo con suma preocupación los informes según los cuales el brazo militar de Hamás ejecutó sumariamente a un presunto colaborador el 16 de noviembre en Gaza.

Los hospitales de Gaza tienen dificultades para hacer frente a la situación de emergencia, agravada por la escasez preexistente a causa del bloqueo israelí impuesto desde junio de 2007. Antes de los enfrentamientos actuales ya carecían del 40% de la lista de medicamentos esenciales, según la Organización Mundial de la Salud.

Amnistía Internacional ha condenado reiteradamente el bloqueo impuesto a la Franja de Gaza por considerar que se trata de un castigo colectivo para sus 1,6 millones de habitantes, y ha pedido que se levante por completo.

No se han rendido cuentas por los crímenes de guerra que cometieron todas las partes enfrentadas en el conflicto de Gaza e Israel en 2008-2009, documentados por Amnistía Internacional y la misión de investigación de la ONU dirigida por el juez Richard Goldstone.

Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a la Asamblea General de la ONU que remita al Consejo de Seguridad el informe de la misión de investigación, conocido como Informe Goldstone, para que éste considere si se debe remitir la situación a la fiscalía de la Corte Penal Internacional a fin de que investigue los crímenes de guerra cometidos por ambas partes.

Dicha investigación debe abarcar los crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad cometidos por todas las partes durante el conflicto de 2008-2009, en el que resultaron muertos alrededor de 1.400 palestinos, entre ellos 300 menores de edad y varios cientos de otros civiles indefensos. Tres civiles israelíes también resultaron muertos en el conflicto.

Tras el fin del conflicto de 2008-2009, Amnistía Internacional ha condenado que se sigan lanzando cohetes de efecto indiscriminado desde Gaza, así como los ataques militares israelíes contra Gaza que han causado muertos y heridos entre la población civil.
La ausencia de investigaciones imparciales y efectivas sobre los crímenes cometidos en el pasado hace temer que se repitan los patrones de abusos y que las víctimas de delitos cometidos en el conflicto actual no tengan acceso a justicia y reparación.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Guantánamo: 10 años de derechos pisoteados



Manifestación sobre Guantánamo frente a la Casa Blanca

© Scott Langley


Para todas las autoridades políticas y judiciales de Estados Unidos [...], la muerte de Adnan Latif debe poner de manifiesto [...] la urgente necesidad de cerrar Guantánamo y dar una solución a las detenciones conforme a las normas y el derecho internacional de los derechos humanos.
Rob Freer, investigador de Amnistía Internacional sobre Estados Unidos
Mié, 31/10/2012
Musaab Omar al Madhwani 0ha pasado casi un tercio de su vida bajo custodia de Estados Unidos.

A sus 32 años, el ciudadano yemení lleva más de 10 recluido en el centro de detención estadounidense de Guantánamo, Cuba.

La historia comenzó el 11 de septiembre de 2002, cuando las fuerzas de seguridad paquistaníes lo detuvieron en un apartamento de Karachi.

Según contó posteriormente, lo ataron, le vendaron los ojos, lo golpearon con un fusil y lo amenazaron de muerte.

Unos cinco días después lo entregaron a las fuerzas estadounidenses, que lo trasladaron en avión a Afganistán; allí pasó en torno a un mes en un centro secreto gestionado por Estados Unidos, situado en Kabul o en sus proximidades.

Según cuenta, durante ese tiempo sufrió tortura y otros malos tratos, como privación del sueño, posturas forzadas y duchas de agua fría.

A finales de octubre de 2002, Musaab Omar Al Madhwani fue enviado a Guantánamo, tras pasar otros cinco días detenido ilegalmente en la base aérea estadounidense de Bagram y sufrir nuevos abusos.

Limbo jurídico
Pasaron dos años más hasta que tuvo acceso a un abogado, y casi seis hasta que la Corte Suprema de Justicia estadounidense resolvió que él y otras personas recluidas en Guantánamo tenían derecho a impugnar la legalidad de su detención ante un tribunal. Finalmente, la petición de habeas corpus de Musaab Al Madhwani se estudió en 2010.

Han pasado más de 10 años desde que quedó bajo custodia, y Estados Unidos, que no lo ha acusado de ningún delito, alega que tiene derecho a mantenerlo recluido indefinidamente en nombre de su “guerra” global contra Al Qaeda y sus grupos afines.

Las autoridades estadounidenses sostienen que Musaab Al Madhwani viajó a Afganistán en 2001 para recibir entrenamiento con armas de fuego en un campamento de Al Qaeda, en donde afirman que se alió con miembros de la organización.

En 2010, el juez de la Corte Federal de Primera Instancia encargado de estudiar la petición de Musaab al Madhwani que impugnaba la legalidad de su detención otorgó al gobierno el beneficio de la duda. Este juez federal, que describió su fallo como “una causa sumamente hermética”, concluyó que Musaab al Madhwani era “como mucho, una figura menor en Al Qaeda” que al parecer “nunca finalizó su adiestramiento en el manejo de armas”, “nunca disparó un arma en una batalla”, y nunca “planificó conspiraciones terroristas, participó en ellas o siquiera tuvo conocimiento sobre ellas”. En mayo de 2011, la Corte de Apelaciones de Estados Unidos confirmó el fallo.

El juez de la Corte Federal de Primera Instancia consideró que las denuncias de abusos sufridos por Musaab al Madhwani durante su detención e interrogatorio en Afganistán eran “creíbles”. Sin embargo, según parece, los indicios de que fue víctima de desaparición forzada y tortura mientras estuvo bajo custodia estadounidense antes de su traslado a Guantánamo, crímenes recogidos en el derecho internacional, no han dado lugar a una investigación criminal, lo que supone el incumplimiento de las obligaciones jurídicas contraídas por Estados Unidos en el ámbito internacional.

La punta del iceberg
La historia de Musaab al Madhwani ilustra las injusticias cometidas en el marco de la guerra global de Estados Unidos y lo destructivo que sigue siendo ese marco para los principios de los derechos humanos.

Más de 150 hombres siguen recluidos en Guantánamo. Muchos han afirmado que sufrieron tortura y otros malos tratos bajo custodia estadounidense. La rendición de cuentas por estas violaciones de derechos humanos ha sido escasa, y el gobierno de Estados Unidos ha bloqueado sistemáticamente las iniciativas adoptadas por ex detenidos para obtener un resarcimiento por estas violaciones de derechos humanos.

De los 779 detenidos recluidos en la base de Guantánamo desde 2002, sólo uno ha sido trasladado a Estados Unidos para ser juzgado ante una corte federal ordinaria. Otros han sido enjuiciados ante comisiones militares, en procesos que incumplen las normas internacionales sobre garantías procesales. Actualmente, el gobierno pide la pena de muerte para seis de los hombres sometidos a estos juicios, lo que supone una clara violación del derecho internacional.

En el caso de algunos detenidos, el gobierno estadounidense ha “autorizado el traslado” desde Guantánamo, pero no se les puede enviar de vuelta a sus países de origen porque allí sufrirían nuevos abusos. Sin embargo, dado que Estados Unidos se niega a permitir que los detenidos que quedan en libertad permanezcan en su territorio, continúan en Guantánamo hasta que se encuentre una solución enviándolos a un tercer país, algo que puede tardar años en ocurrir.

En septiembre de 2012, un suceso recordó la crueldad de este sistema de detención indefinida, al conocerse la noticia de que el yemení Adnan Farhan Abdul Latif se había convertido en el noveno interno del que se sabía que había muerto en Guantánamo. Llevaba más de 10 años recluido sin cargos ni juicio.

Según las autoridades militares estadounidenses, seis de las ocho muertes anteriores fueron suicidios y dos se produjeron por causas naturales.

Adnan Latif había llegado a Guantánamo en enero de 2002; en diciembre de 2001, la policía paquistaní lo había aprehendido cerca de la frontera de Pakistán con Afganistán y lo había puesto bajo custodia de Estados Unidos.

Llevaba recluido en la base naval desde entonces, a pesar de que su salud física y mental había sido motivo de considerable preocupación a lo largo de los años.

Un juez de una Corte Federal de Primera Instancia resolvió que su reclusión era ilegal y que debía quedar en libertad; cuando una Corte de Apelaciones de Estados Unidos anuló ese fallo, Adnan Latif dijo a su abogado:“Soy un preso condenado a muerte”.



El futuro de Guantánamo
La muerte de Adnan Latif debe constituir un claro mensaje sobre la ilegalidad del centro de detención.

“Para todas las autoridades políticas y judiciales de Estados Unidos, al margen de su ideología política o filosofía judicial, la muerte de Adnan Latif debe poner de manifiesto la crueldad del sistema de Guantánamo, su incompatibilidad con los principios y el derecho internacional de los derechos humanos, y la urgente necesidad de cerrar Guantánamo y dar una solución a las detenciones conforme a las normas y el derecho internacional de los derechos humanos”, ha manifestado Rob Freer, investigador de Amnistía Internacional sobre Estados Unidos.

En su segundo día en el cargo, el presidente Obama se comprometió a que su gobierno cerraría el centro de Guantánamo antes del 22 de enero de 2010 como muy tarde. Describió la prisión como “un experimento erróneo”, y añadió que “se mire por donde se mire, el coste de mantenerlo abierto es muy superior a las complicaciones que conlleva su cierre”. Han pasado más de dos años y medio y sigue abierto.

Las autoridades estadounidenses deben adoptar medidas urgentes para reparar estos 10 años de derechos pisoteados. Quienes siguen recluidos en Guantánamo deben ser sometidos a juicios con garantías ante tribunales ordinarios independientes, o deben quedar libertad; eso es parte de lo que los principios internacionales de derechos humanos exigen a Estados Unidos.