Amnistía Internacional hace un llamado urgente a los
dirigentes sociales de Cajamarca a que impidan las manifestaciones violentas
que están ocurriendo en estos momentos en la provincia de Cajamarca. Al mismo
tiempo, pide al gobierno peruano, que frente a las protestas sociales instruya
y disponga la prohibición a las fuerzas policiales de emplear armas de fuego
salvo que sea estrictamente inevitable para proteger la vida.
La organización expresa su preocupación por el creciente
nivel de conflictividad social en relación a la explotación de recursos
naturales en Perú, lo que ha llevado a una situación preocupante que abre la
puerta a una serie de graves violaciones de derechos humanos.
Las autoridades tienen la obligación de mantener el orden
público, pero siempre deben desempeñar esta responsabilidad en línea con las
normas internacionales sobre el uso de la fuerza, incluyendo el respeto a los
principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad. Del mismo modo, es de
vital importancia que las autoridades garanticen el ejercicio de los derechos a
la libertad de expresión, reunión y asociación.
Es urgente que se realice una investigación exhaustiva e
imparcial sobre los hechos ocurridos en Celendín, el 3 de julio de 2012, cuando
enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden resultaron en tres
muertos, más de veinte heridos, incluyendo efectivos de la policía y el
ejército, y al menos 16 detenidos.
Como respuesta a lo ocurrido en la noche de ayer, el poder
ejecutivo ha declarado un estado de emergencia efectivo desde el 4 julio de
2012, por el cual quedan suspendidas las garantías constitucionales relativas a
la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad de domicilio y la libertad
de reunión y tránsito en las provincias de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca.
Amnistía Internacional recuerda que la declaración de un
estado de emergencia está sujeta a estrictas limitaciones, según los estándares
internacionales de derechos humanos, y bajo ninguna circunstancia debe
traducirse en violaciones a los derechos fundamentales de las personas.
Las autoridades peruanas deben asegurar que al implementar
el estado de emergencia no se violen el derecho a la vida y a la integridad
física de las personas, bajo ninguna circunstancia. Igualmente, debe ser
respetado el derecho de los detenidos a un proceso debido, y debe protegerse y
garantizarse el ejercicio de los defensores y defensoras de derechos humanos en
la zona para que puedan realizar su trabajo sin miedo a represalias.
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