jueves, 10 de enero de 2013

EE.UU.: Derechos humanos, el ingrediente que falta para cerrar Guantánamo

11 de enero: 11 años


Que Estados Unidos haya incumplido la promesa hecha por el presidente Barack Obama en su primer mandato de cerrar el centro de detención de Guantánamo es el resultado predecible de haber incumplido sus obligaciones internacionales jurídicamente vinculantes en materia de derechos humanos, o de no haber reconocido siquiera la existencia de tales obligaciones en este contexto.

Hoy, en vez de estar celebrando este mes el tercer aniversario del cierre de Guantánamo, que es lo que habría pasado si se hubiera cumplido la promesa del presidente, hecha en 2009, las detenciones van a entrar en el 12º año y todavía hay 166 hombres recluidos, la mayoría sin cargos, de los cuales 6 se enfrentan a posibles condenas a muerte impuestas en juicios sin garantías ante comisiones militares.

Si no se adopta un cambio genuino de enfoque que aplique el derecho y los principios internacionales de derechos humanos, las detenciones de Guantánamo o una versión de ellas en otro lugar seguirán formando parte del paisaje jurídico de EE.UU. durante el segundo mandato del presidente Obama, y más allá.

En los últimos tiempos, las instancias oficiales han invertido mucha energía en impedir que Estados Unidos se hunda en el llamado “abismo fiscal”, pero no ha prestado atención alguna, al hecho de que el país cayera en un “abismo de derechos humanos” hace un decenio y que todavía no esté donde debe estar.

La afirmación recurrente de que Estados Unidos se cimenta en elevados principios de derechos humanos no se sostiene ante la realidad de las detenciones de Guantánamo, los juicios por comisión militar o la falta de rendición de cuentas y remedios por abusos cometidos en el pasado por personal estadounidense, como los actos de tortura y desaparición forzada, constitutivos de crímenes de derecho internacional.

El gobierno de Obama ha echado la culpa de que no se haya cerrado el centro de detención de Guantánamo al Congreso, que en efecto se ha movilizado en repetidas ocasiones para poner obstáculos a los intentos de que EE.UU. cumpla sus obligaciones de derechos humanos en este contexto. Las últimas medidas de bloqueo llegan en forma de disposiciones de la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), que el presidente Obama firmó el 2 de enero de 2013 pese a expresar su oposición, al igual que hizo el año pasado al firmar la NDAA de 2012. El derecho internacional no acepta que un poder del Estado eche la culpa a otro por el incumplimiento de las obligaciones de derechos humanos del país. Cada uno de los poderes debe cumplir estas obligaciones.

En esta coyuntura, adoptar un enfoque de derechos humanos significa abandonar los juicios ante comisiones militares en favor de juicios con las debidas garantías ante tribunales civiles ordinarios, dejar en libertad a los detenidos que Estados Unidos no tiene intención de procesar –en territorio estadounidense o en otro lugar seguro– y garantizar plena rendición de cuentas y acceso a remedios por las violaciones de derechos humanos. Asimismo, las autoridades estadounidenses deben abstenerse de imponer la pena de muerte a ninguna persona, con independencia de la instancia ante la cual sea juzgada.

La muerte reciente de un detenido yemení –por suicidio, según la información recibida– que llevaba más de 10 años en detención indefinida sin cargos ni juicio ha servido de recordatorio de la crueldad de este régimen de detención.

Hay 6 detenidos susceptibles de recibir una condena a muerte tras haber sido juzgados por una comisión militar que no cumple las normas internacionales sobre garantías procesales. Los 6 acusados permanecieron bajo custodia secreta de la CIA antes de ser trasladados a Guantánamo a principios de septiembre de 2006. Todos fueron sometidos a desaparición forzada por Estados Unidos, crimen de derecho internacional por el que nadie ha comparecido ante la justicia. Al menos a 2 de estos detenidos se les aplicó una técnica de tortura conocida como water boarding, que es efectivamente un simulacro de ejecución mediante un ahogamiento interrumpido. De nuevo, nadie ha sido llevado ante la justicia por la tortura y otros malos tratos infligidos a estos hombres y a otros recluidos en el marco del programa de la CIA.

No debe ocultarse nunca ni a las víctimas ni a la opinión pública información relativa a violaciones graves de derechos humanos o del derecho internacional humanitario por motivos de seguridad nacional. Amnistía Internacional exhorta al presidente Barack Obama a retomar y cumplir la promesa hecha en 2009, cuando tomó posesión de su cargo por primera vez.

Guantánamo: 11 años en cifras

11: Años desde los primeros traslados de detenidos al centro de detención de Guantánamo, Cuba.

166: Detenidos en Guantánamo a la actualidad, de los cuales casi la mitad son ciudadanos yemeníes.

779: Detenidos que han estado recluidos en Guantánamo, según las autoridades, la gran mayoría de ellos sin cargos ni juicio penal.

600: Detenidos transferidos de Guantánamo a otros países desde 2002, aproximadamente.

9: Detenidos muertos bajo custodia estadounidense en Guantánamo. Según las autoridades, 7 de las muertes fueron suicidios, mientras que 2 se debieron a causas naturales.

12: Detenidos tenían menos de 18 años cuando fueron recluidos.

1: Número de detenidos transferidos a EE.UU. para ser juzgado por un tribunal federal.

7: Detenidos condenados por una comisión militar, 5 como resultado de acuerdos previos al juicio en los que los acusados se declararon culpables, de los cuales 4 han sido repatriados.

6: Detenidos susceptibles de recibir una condena a muerte tras ser juzgados sin las debidas garantías por una comisión militar.


En Perú:
Este 11 de enero de 2013, a las 11.00 a.m., activistas de Amnistía Internacional exigirán frente a la embajada de EE.UU. en Lima el cierre de la prisión de Guantánamo. Ellos estarán vestidos como prisioneros de dicho centro de detención. Esta acción se estará replicando en varios países donde Amnistía Internacional tiene presencia. Para saber más sobre esta actividad, contactarse con Carolina Delcroix, coordinadora de activismo, al e-mail: actua@amnistia.org.pe. Ella estará presente en la protesta para brindar declaraciones a la prensa.

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